De aquel niño que a los 8 años entraba por la puerta de Viamonte cargado de sueños a este maestro de la danza reconocido mundialmente; de aquella entrada como aspirante por la puerta del costado a este regreso triunfal al Teatro Colón dirigiendo una gran compañía. "Va a ser emocionante, muy especial", destacó por Continental Julio Bocca en charla con Catalina Dluggi.

Con una sonrisa, reconoce que le van a temblar las piernas cuando deba salir a escena el martes 8 de octubre para saludar tras la presentación del ballet uruguayo. "Estoy muy nervioso; sé que va a haber gente esperando para ver qué está haciendo uno acá, sumado al peso de estar ahí, en el Teatro Colón", expresó Bocca en una pausa de los ensayos.

Fue de aquella Escuela Nacional de Danza y de ese Instituto Superior de Arte del Teatro Colón que Bocca salió al mundo para brillar en las grandes salas de la danza internacional. "El Teatro Colón es uno de los más importantes del mundo. Ya es imponente la sala cuando uno está adentro", recuerda quien, desde 2010, dirige el BNS, ballet nacional del instituto cultural de este país, Sodre (Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos).

"Vamos a estar con tres obras completas y un pas de deux , abriremos con In The Middle, una obra de William Forsythe que creo que nunca nadie hizo en el Colón", dice Bocca, confiado en que podrá repetir allí el éxito que tuvo en Montevideo con esa representación que sorprende desde el fogonazo inicial. "Luego vamos a estar haciendo un dúo, el del primer acto de El corsario (pas de deux de l'Esclave), para mostrar que la nuestra es una compañía clásica; estará María Noel Riccetto bailando con Ciro Tamayo, que es de nuestras primeras figuras", se explaya.

La Riccetto es una bailarina uruguaya que ha brillado en el American Ballet Theatre y que ha vuelto a su país para ser la primera figura del ballet. Tamayo es un joven andaluz que, tras formarse en el Royal Ballet School de Londres, llegó a Uruguay invitado por Bocca. "Después haremos Without Words, una obra maravillosa de Nacho Duato que creo que tampoco se ha visto en Buenos Aires, y la última será Sinfonieta , de Jirí Kylián", concluye, en referencia a la pieza de danza contemporánea en la que el coreógrafo checo traduce en movimiento las complejas relaciones de amor entre las personas.

Bocca se muestra orgulloso de lo que ha logrado en Montevideo y también porque su país cuente con un teatro tan especial. "El Colón quedó maravilloso y, por lo poco que sé, el ballet está trabajando muy bien, con muchas funciones, y producciones nuevas; también sé que está entrando en ese proceso de contrataciones anuales, de cambios", dice Julio.

En Uruguay, cada obra agota entradas y bate nuevos récords de ventas. La gira por el interior genera una respuesta fantástica y desde distintos países reclaman la presencia del ballet uruguayo. La firma de Bocca es clave para esto, pero también la excelencia que por un maestro exigente, tiene como meta la compañía de danza uruguaya.

Bocca recuerda que "a los ocho años ya" tuvo su "primer sueldo", y que hasta le "descontaban para la jubilación", y asegura que, aunque pase el tiempo, algunas noches se recuerdan con precisión. "Una de las más especiales fue cuando volvimos del concurso de Moscú (en 1985), hicimos una función de regreso que fue inolvidable; fue tal la reacción del público apenas entramos al escenario a bailar con Raquel Rossetti que nos temblaban las piernas; era una energía tan linda, tan fuerte, y nosotros estábamos tan nerviosos, fue increíble."