En Brasil, la presidenta Dilma Rousseff pidió cambios en la seguridad para el Mundial. Exhortó al ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, a que plantee cambios. Ocurre luego del ataque al colectivo que trasladaba a la delegación brasileña a un entrenamiento. Los problemas principales ocurren en Rio, donde se presume que miles de manifestantes molestarán a las delegaciones de Inglaterra, Italia y Holanda. 

Ayer, el colectivo que llevaba a la selección de fútbol de Brasil a su concentración en la localidad de Teresópolis, región serrana de Río de Janeiro, fue cercado por maestros en huelga, que rodearon el vehículo tras su salida de un hotel cerca del aeropuerto internacional Tom Jobim.

El grupo, de cerca de 100 manifestantes y a los gritos de "no va a haber Mundial", consiguió detener el micro por algunos minutos. Los maestros pegaron adhesivos con reivindicaciones de aumentos salariales en el vehículo, que posteriormente se dirigió a la concentración conocida como Granja Comary, de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).

Una patrulla de la Policía Federal, escolta del autobús, no intervino durante el reclamo, en el que no hubo incidentes violentos. Los manifestantes, en huelga hace tres semanas, gritaban también "Puede creer, la educación vale más que Neymar". El coordinador del sindicato de profesores Alex Trintino dijo que no se trató de una protesta contra la selección sino contra un país que no invierte en salud y educación.