En los antiguos Juegos Olímpicos que inventaron los helenos había una tradición: quien accediera a la gloria olímpica tenía derecho a una estatua; quien accediera a tres triunfos olímpicos, tenía derecho a que la estatua fuera un retrato suyo. Boca recupera esta tradición de inmortalizar en esculturas a sus grandes héroes deportivos; por ello, al igual que Diego Armando Maradona y Juan Román Riquelme, el máximo goleador de la historia de Boca, Martín Palermo, ya tiene su estatua en el Museo de la Pasión Boquense. 

El ídolo, recientemente retirado del fútbol, descubrió el monumento y remarcó, conmovido, que Boca le “dio muchas emociones”. Asimismo, resaltó con humor que, "por suerte, no destaca tanto la nariz".

El presidente de Boca, Jorge Amor Ameal, destacó al Titán como un símbolo que une al club y “un ejemplo de vida y humildad. Esta estatua es tu entrada a la historia, al museo. Pero vos ya estás en el corazón de toda la gente”, subrayó.

La obra, de la artista Elizabeth Eichhorn, mide 306 centímetros (uno por cada uno de los goles del 9) y pesa ciento sesenta kilos. Fue financiada por Damián Biagetti y exigió siete meses de trabajo; está hecha de resina en un 85 por ciento de resina e incrustaciones de acero puro el 15 por ciento restante.