Francia lo ganó con solvencia, con suficiencia. Honduras no fue rival, no llegó siquiera a inquietar a los azules cuando había paridad numérica, mucho menos cuando estuvieron en desventaja en ese campo.

A honduras se le hundió en el último minuto todo el esfuerzo que había armado para contener a Francia. El penal que Palacios le cometió a Pogba no solo le permitió a los galos la apretura del marcador sino que además dejó a los centroamericanos con un jugador menos por doble amarilla.

Hasta allí Honduras había soportado el asedio con cierta entereza. Es cierto que Lloris era un espectador de lujo en el arco francés, pero los hombres de Luis Suárez se las arreglaban para, con un poco de rudeza por momentos, con algo de buena fortuna (dos tiros en el travesaño) y con la actuación sobresaliente de Valladares, sostener el resultado.

Y si once contra once era para Francia, Honduras con uno menos poco pudo hacer para contener el aluvión galo. Más aún cuando ni bien comenzó el segundo tiempo Benzemá, tecnología mediante y con la ayuda de Valladares, puso el dos-cero ya irremontable. Los de Deschamps trataron de jugar, los hondureños se dedicaron a abusar de la pierna fuerte. Así hasta el final, con el tercer gol de Benzemá como anécdota.