La Federación China de Fútbol (CFA) se "independizará" del Gobierno del país y tendrá mayores fuentes de financiación, como parte del ambicioso plan de Pekín para mejorar la práctica de este deporte y lograr en un futuro no muy lejano acoger un Mundial. La CFA se desligará de la Administración Estatal de Deportes, órgano con rango ministerial, y será una organización totalmente independiente, sin ánimo de lucro y capaz de rechazar "intervenciones del Gobierno no razonables", según reveló el Consejo de Estado (Ejecutivo) en un comunicado.

Los órganos de decisión en la CFA dejarán de estar en manos de responsables de la citada administración estatal y pasarán a un consejo de la liga profesional en el que habrá accionistas de los principales clubes, a imitación de lo que ocurre en las ligas profesionales europeas. En la pasada década, China consiguió clasificarse por primera y hasta ahora única vez para unos Mundiales, los de 2002.

La mencionada nota se publica tres semanas después de que el mismo Consejo de Estado, con el presidente chino Xi Jinping a la cabeza, aprobara un plan nacional de reforma del fútbol que también incluye convertir el deporte en una asignatura obligatoria en las escuelas del país asiático, y que tendrá sus propios libros de texto. Según los detalles de ese plan que fueron revelados ayer, se construirán 50.000 escuelas de fútbol antes del año 2025 y para sufragar ésta y otras mejoras aumentarán los canales de financiación de la CFA, por ejemplo con la creación de loterías futbolísticas (que podrían ser similares a las quinielas de países como España).

Además, la liga profesional china se abrirá más a prácticas comerciales, y todo tipo de organizaciones en China, desde escuelas a empresas, serán animadas a crear sus propios equipos de fútbol para futuras ligas de aficionados a distintos niveles, que contribuyan a enriquecer la cantera. Todos los proyectos se enmarcan en el objetivo de mejorar la calidad de la liga china y muy especialmente de su selección nacional, cuyos pobres resultados a lo largo de la historia se han convertido en una de las grandes preocupaciones de los aficionados. El plan es apoyado de forma muy personal por el presidente Xi, confeso aficionado al fútbol y quien ha asegurado en el pasado que los grandes objetivos a largo plazo de la selección china son primero volver a clasificarse para un Mundial, después organizar uno, y finalmente ganarlo.