Son hijos de tigre. Facundo y Juan Manuel de Vido no andan con chiquitas a la hora de pesar la plata, levantarla con pala y con cuchara sopera. Ellos si que se enriquecieron a la velocidad de la luz en la década ganada por ellos. Don Julio podría decir con orgullo: “Hijos de tigre”. Porque los negocios inmobiliarios en Rosario son faraónicos. Y han tenido la suerte de hacerlos desde una empresa que no está ni siquiera registrada. Hay que tener fortuna para ganar fortunas que luego guardarán en bóvedas y cajas de seguridad. Edificios recontra vip del estilo de Miami, guarderías náuticas fastuosas que los muchachos pueden hacer por la transa política del eterno ministro y cajero del matrimonio Kirchner. Es tanta la contribución a la justicia social de la región que el secretario de Transporte, Alejandro Ramos bautizó una calle de Granadero Baigorria con el nombre de Arquitecto Julio de Vido. Y lo tiene muy merecido, De Vido fue el arquitecto de su propio destino de millonario pese a que tuvo que vivir de un sueldo del estado hace 25 y sin embargo vive como un excéntrico magnate berlusconiano.

De Vido es una gigantesca olla que cada vez que se destapa despide el olor nauseabundo de la corrupción. Conarpesa en la prehistoria con un crimen extraño incluído, Skanska, la embajada paralela de Venezuela y la valija de Antonini, el agujero negro energético que este años nos va a costar mas de 12 mil millones de dólares a todos y a todas, los siniestros ferroviarios que asesinan trabajadores como en Once, colapsos viales e hídricos que multiplican accidentes mortales en las rutas e inundaciones cruentas en las ciudades. La inmensa mayoría de las obras públicas tienen su firma. El puso el gancho.

Anoche Jorge Lanata reveló que además de todos los curros, el súper ministro tiene una relación extraña con tres agrimensores compinches y cómplices de Santa Cruz que formaron la empresa Consular. Tuvieron un crecimiento exponencial que es la envidia de los grandes potentados del mundo. Participaron en proyectos gigantescos como Yacireta, las represas ahora llamadas Kirchner/Cepernic y entre otras cosas, lograron hacer un negocio con Hugo Chávez para construir 10 mil viviendas en Venezuela. De Vido también fue la llave que abrió la puerta de los negocios con el chavismo. Pero el de las viviendas, diría Cristina, fue “too much”. Después de firmar el convenio entre los gobiernos para que Consular construyera 10 mil viviendas, recién diez días mas tarde, fundaron la empresa que llevaría adelante la obra. Curiosidades caribeñas, realismo mágico, los pájaros tirándole a la escopeta, dicen los cubanos, primero embolsamos la montaña de dólares bolivarianos y después dibujamos todo.

Una vergüenza cargada de impunidad. Hace 80 días en una columna como esta le dije que todo lo que tiene que ver con Lázaro Báez y Ricardo Jaime involucra también al ministro de Planificación. Estamos hablando del estado mayor de la corrupción kirchnerista. De los coroneles de las coimas y los retornos que reportaban al general Néstor. Todos los caminos conducen a Néstor. En Río Gallegos deberían bautizar tres calles con los nombres de Lázaro, Ricardo y don Julio y que todas desemboquen en la avenida Néstor Kirchner. Para que el mapa catastral sea coherente con la realidad. El barrio podría llamarse: “Corrupción de estado”. Así se construyó el choreo liso y llano de los señores feudales con un discurso progresista. Asi se parió el ladrikirchnerismo.

De Vido a esta altura es un exitoso arquitecto que fue cómplice de la construcción de la fortuna de dos exitosos abogados. Todo lo hizo con la ayuda de José María Olazagasti, su mano derecha y dura. Ahora cuenta con Facundo y Juan Manuel como sus herederos. Hijos de Tigre. Que le hace una mancha más a ese tigre llamado De Vido.