El gobernador Daniel Peralta se convirtió, en poco tiempo, en uno de los principales enemigos políticos de la presidenta de la Nación. Es una pelea tan feroz como insólita. Feroz porque Peralta no se calla ni se subordina.

Se defiende lanzando misiles cargados de críticas hacia Cristina. Pero esta vez tiró una granada tremenda cuando desafió a los jóvenes de La Cámpora a que superen una rinoscopía en un hospital público. No identificó al destinatario de semejante ataque o “provocación cobarde”, como la calificaron los cristinistas. Pero todo el mundo sabe que el líder de la agrupación juvenil es Máximo Kirchner, el hijo presidencial.

¿Se da cuenta porque le digo que el enfrentamiento es feroz? La rinoscopia es un examen médico de las fosas nasales que entre otros motivos se hace para comprobar si una persona aspira cocaína. Están jugando fuerte los muchachos. Son como amenazas mafiosas de prender el ventilador en cuestiones de la vida privada. También le dije que se trata de una pulseada insólita. Es que estamos hablando de un gobernador de Santa Cruz, la provincia que los Kirchner manejan con mano de hierro hace 20 años.

De Peralta que fue designado como candidato por Cristina y del principal opositor actual que es el hijo de la presidenta. El gobierno nacional, a través del coronel Sergio Berni ya había hecho una denuncia inquietante. Responsabilizaron nada menos que al gobernador de ejercer espionaje sobre las actividades de la presidenta cuando viaja a la provincia. Sin una sola prueba, Berni lanzó la denuncia apoyado solamente en que ciertos periodistas tenían información y fotografiaban alguna de las actividades de Cristina en esas tierras.

¿Cuánto puede durar Daniel Peralta si tiene como enemigos a Cristina, Máximo y Berni? Es la pregunta que todo el mundo se hace. Pero Peralta no es un niño de pecho. Es sindicalista y peronista y por lo tanto está acostumbrado a las presiones y al uso y muchas veces al abuso del poder. Varias veces dijo que si quieren manejar la provincia desde la quinta de Olivos la van a tener que intervenir o lo van a tener que destituir mediante el mecanismo del juicio político. Cualquiera de los dos caminos son posibles y a Cristina no le temblaría la mano frente al desafío de un “traidor”, como ya lo han calificado.

Pero todo se demora porque el costo político que pagaría el gobierno sería muy grande. Hace una década que el kirchnerismo gobierna el país y desde que se fueron no lograron mantener en su distrito la tranquilidad social ni la estabilidad institucional. Los gobernadores han pasado con rapidez de acuerdo a los humores primero de Néstor y ahora de Cristina.

Con hechos demostraron que no tienen problemas en violentar la voluntad popular. No es algo nuevo. En su feudo batieron todos los records con cuatro gobernadores en cuatro años solo por la decisión del matrimonio presidencial. Héctor Icazuriaga, que completó el mandato de Néstor. Sergio Acevedo, un militante honesto, que renunció por el acoso al que lo sometió su jefe político que lo intoxicó de operaciones de todo tipo para serrucharle el piso Y porque ademas, Acevedo, se negó a poner la cara y la firma en algunas obras públicas que venían con cero transparencia y llave en mano desde el ministro Julio de Vido. Carlos Sancho, fue socio en los negocios de Néstor, pero inútil para manejar una protesta sindical sin represión y, finalmente, Daniel Peralta que juró por cuenta y orden de Carlos Zannini. El fue responsable de las acrobacias políticas que llevaron Peralta al sillón de gobernador. Era interventor en Yacimientos Carboníferos de Rio Turbio y canceló la licencia que tenía como diputado. De inmediato, fue electo como vicepresidente primero de la Legislatura.

Con Acevedo y Sancho renunciados, asumió Peralta que ahora está probando la misma medicina que sus antecesores. Como puede verse, los Kirchner no andan con vueltas a la hora de hacer de goma las instituciones y de sacar del medio al que se interpone en su camino. La novedad es que esta vez Cristina se encontró con la resistencia activa de Peralta. Dijo que fracasó el modelo K y que muchos van a salir corriendo del lado de Cristina cuando olfateen que no va a ser reelegida. Peralta no se calla. Dicen que no hay peor astilla que la del mismo palo. Y que la palabra rinoscopía es una bomba de tiempo.