En la última jornada de su gira por Sri Lanka, el papa Francisco hizo hoy un llamado a la unidad de los cingaleses y los tamiles, en una oración en una iglesia varias veces bombardeada durante la guerra civil que enfrentó a esos dos grupos étnicos y desangró al país durante más de un cuarto de siglo.

El pontífice argentino eligió la iglesia de Nuestra Señora de Mahdu no sólo porque es el lugar más importante para los católicos de la isla ubicada al sur de India, sino porque históricamente ha sido un símbolo de la unidad entre cingaleses y tamiles y del diálogo con otras religiones, como budistas, hindúes y protestantes.

Mahdu también tiene un significado especial porque se encuentra en el norte del Sri Lanka, en una región que fue uno de los epicentros de la larga guerra civil, que terminó en 2009 y que dejó hasta 100.000 muertos, según algunas estimaciones.

Su reputación de hogar de la paz y la unidad hizo que miles de personas se instalaran allí en improvisados campamentos de refugiados, lo que provocó que la iglesia fuera bombardeada varias veces.

En el marco de una gira binacional de una semana que mañana llevará al Papa a Filipinas, la visita de Francisco a este santuario marcó la primera vez que un Pontífice pisa lo que se conoce como territorio tamil.

"Los habitantes de Sri Lanka no pueden olvidar los trágicos acontecimientos ocurridos en este mismo lugar, o el triste día en que la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario", recordó Francisco en una misa que emocionó a los presentes.

El Pontífice recordó que "muchas personas, tanto del Norte como del Sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años".

El máximo líder de la Iglesia Católica, que habló frente a familias que sufrieron directamente la guerra civil, reconoció que es difícil perdonar tales crímenes, pero instó a "ambas comunidades de Sri Lanka, tamiles y cingaleses, a reconstruir la unidad que se perdió" tras 26 años de conflicto armado.

En el país conviven budistas, un 70% de la población, un 12,6% de hindúes, un 9,7% de musulmanes y algo más del 7% de cristianos, la gran mayoría católicos, según el último censo oficial de 2011.

La guerra civil, que comenzó en 1983, enfrentó concretamente a los cingaleses, que son mayoritariamente budistas, y a los tamiles, cuyo grueso es hindú.

Distintas estimaciones sostienen que entre 60.000 y 100.000 personas fallecieron en la guerra civil, una cifra más que significativa en un país de poco más de 20 millones de habitantes. Hace unos años, un panel de expertos de la ONU informó que al menos 40.000 de las víctimas fatales del conflicto eran civiles tamiles.

Durante la jornada de hoy, la segunda de la visita oficial, el Papa también celebró una misa para la canonización del beato José Vaz, que se convirtió así en el primer santo cingalés para los católicos.

En el parque Galle Face Green, el mismo en el que Juan Pablo II beatificó a Vaz hace 20 años, Francisco recalcó que "el verdadero culto de Dios no lleva a la discriminación, al odio y a la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás y al compromiso de amor por todo".

Ante el más de medio millón de personas que abarrotaron la explanada a orillas del Océano Índico y que durmieron a la intemperie para poder asistir a la ceremonia, Francisco también clamó por la libertad religiosa, de la que dijo es "un derecho humano fundamental".

Al terminar las dos ceremonias, la de Mahdu y la del parque, Francisco aprovechó que aún tenía tiempo y realizó una visita sorpresa en el templo budista Mahabodi Viharaya, también en el norte del país.

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, explicó hoy en una conferencia de prensa en la capital de Sri Lanka, que el Pontífice pidió visitar al monje budista, Benagala Upatissa, a quien había conocido en Roma. Estuvo apenas 20 minutos, pero su paso marcó la primera visita papal a un templo de esta confesión en 30 años.

El último pontífice que visitó un templo budista fue Juan Pablo II en su viaje a Tailandia en 1984.

A su regreso a Colombo, la capital srilanquesa, Francisco siguió agregando eventos a su agenda al recibir al ex presidente Mahinda Rajapaksa, quien había organizado el viaje pero perdió las elecciones celebradas el 8 de enero pasado, y a los 20 obispos cingaleses, a los que había cancelado ayer por falta de tiempo.

Francisco dejará mañana temprano Sri Lanka con destino a Filipinas para continuar con su gira asiática hasta el próximo 19 de enero.