El papa Francisco brindó una Santa Misa en la Catedral de San Pedro y San Pablo de la ciudad de Filadelfia, como parte de su gira por EE.UU. De la ceremonia participaron obispos y representantes religiosos de Pensilvania.

"Sabemos que el futuro de la Iglesia en una sociedad que cambia rápidamente, reclama desde ahora una participación de los laicos mucho más activa," le dijo el Papa a los obispos presentes.

"Esto no significa renunciar a la autoridad espiritual que se nos confió, sino discernir y emplear sabiamente los múltiples dones que el espíritu derrama sobre la iglesia," agregó.

El Papa llamó a "comunicar la alegría del Evangelio a los jóvenes", citando el caso de Santa Catalina Drexel, quien "entendió que al final todo cristiano hombre o mujer en virtud del bautismo ha recibido una misión".

"Esto requiere creatividad para adaptarse a los cambios de las situaciones transmitiendo el legado del pasado. No solo a través del mantenimiento de instituciones útiles sino abriéndose a las posibilidades que el espíritu nos descubre. Mediante la comunicación de la alegría del evangelio todos los días", dijo.

Dentro de estos cambios, el Papa se refirió a la relación de las parroquias con las familias y sus "nuevas necesidades".

"Les pediría que reflexionen sobre nuestro servicio a la familias, a las parejas que se preparan para el matrimonio y a nuestros jóvenes. Se lo mucho que se hace para responder a las nuevas necesidades de las familias y para brindarles apoyo en su camino de fe", dijo, y agregó: "Les pido que oren fervientemente por ellas así como por las deliberaciones del próximo sínodo sobre la familia".

Además, hizo un nuevo llamado a brindar apoyo a las familias inmigrantes. "Esta ciudad tiene un gran legado que hay que enriquecer y a transmitir. Durante 200 años los católicos han ayudado a los pobres y a los inmigrantes, generaciones de católicos comprometidos que han salido a las periferias y construido comunidades para el servicio a la sociedad", dijo.