¿El gobierno de Cristina es de derecha o de izquierda? ¿Su política energética es progresista o reaccionaria? ¿Busca la soberanía hidrocarburífera cuando expropia a la española Repsol o se baja los pantalones cuando le entrega todo lo que pide a la norteamericana Chevrón? El viraje ideológico del gobierno es pavoroso. Ojo que yo no estoy en contra de la inversión extranjera. Todo lo contrario, creo que hay que promoverla con reglas claras pero defendiendo la dignidad y los intereses nacionales.

Pero este gobierno se envolvió en la bandera, cantó el himno, estatizó YPF y acusó de vende patrias y cipayos a los que se oponían. Y ahora hace todo lo contrario a lo que dijo. ¿Chevrón es progresista y Repsol es reaccionaria? ¿Chevrón está con el proletariado y Repsol con la burguesía? Eso es lo que indigna a los que miramos de afuera y lo que preocupa a los militantes kirchneristas que se tragaron la píldora del relato emancipador. No hay forma de explicar los motivos por los que le dieron a Chevron, una corporación de Estados Unidos, todos los privilegios que no le dieron a ningún ciudadano y a ninguna empresa argentina. La única explicación es la desesperación que tiene el gobierno frente al agujero negro energético que generó y que hoy es una bomba de tiempo que nos puede costar este año mas de 13 mil millones de dólares a todos los argentinos. En la década ganada por ellos, cada año, nuestro país fue produciendo menos petróleo y menos gas.

¿Se endiente? Desde 2003 hasta el 2013, todos los años nos fuimos cayendo pese a que en 1983, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, teníamos autoabastecimiento. Incluso en aquella época nos sobraba algo y podíamos exportar. Es cierto que la demanda fue cada vez mayor gracias al crecimiento de la actividad productiva. Pero también es cierto que la producción fue cada vez menor. Y esta es la parte de la película que el gobierno no menciona. Estamos hablando de 120 meses consecutivos de caía. En esta década ganada hemos perdido el 39% de nuestro petróleo y el 27% de nuestro gas. El gobierno oculta uno de los peores desastres que fueron responsabilidad del matrimonio Kirchner y de Julio de Vido.
 
Hoy estamos en el peor de los mundos. A Bolivia, le pagamos 4 veces mas por el gas que el que producimos en Neuquén. Los barcos que se traen cuestan 7 veces mas que el gas local. ¿Eso es racional? ¿Eso es soberanía o mala praxis y megacorrupción? Por eso con el acuerdo con Chevrón el estado argentino se puso de rodillas. Les dio todo lo que los norteamericanos pidieron. Hizo un decreto y no una ley porque les hizo un traje a medida mejor que el que les hizo Carlos Menem. Si cualquier gobierno hubiera hecho este acuerdo, Cristina lo estaría acusando de entregar el patrimonio nacional y Kunkel de ser unos cipayos irremediables. Pero ya se sabe que el cristinismo es la encarnación de la patria y por lo tanto jamás va admitir que entregamos el rosquete a una multinacional norteamericana que hasta ahora era la que peor trabajo estaba haciendo en las áreas petroleras que ya tenía.

Hoy no quiero analizar el tema desde el punto de vista de la contaminación y de los reclamos de los mapuches porque eso amerita una columna aparte. Hoy quiero poner en evidencia el viraje derechista y antinacional que el gobierno hizo según su propio verso ideológico. Y lo hace mirando para otro lado. Se hacen los tontos.

Era irracional la inflamación ideológica anterior y es irracional el volantazo para el otro lado. Son política espasmódicas que no tienen una lógica. Son manotazos de ahogados que ensucian las banderas del progresismo. Regalarle Vaca Muerta a Chevrón para que pueda sacar dólares y dejarlos en el exterior sin retenciones y casi con alfombra roja, podría titularse:”soberanía las pelotas” Es una vergüenza que desperdiciemos así el tercer yacimiento de gas no convencional del mundo. Una vergüenza que tiene una sola explicación. Tapar en forma urgente los brutales agujeros negros que generaron con su incapacidad y capricho. El gobierno hace esto solo por desesperación y necesidad. Y la necesidad, ya se sabe, tiene cara de hereje.