"Hace calor, pero los días más calurosos del verano están por llegar". La frase apunta al déficit energético, pero podría resumir el sombrío pronóstico que hizo el diario El País sobre la economía argentina.

"Consumo y soja: un modelo agotado", sentencia el titular del artículo en el que se analiza la realidad de la nación que gobierna Cristina Kirchner y se enumeran los efectos nocivos generados por las políticas implementadas por la administración nacional: inflación, reclamos gremiales, huelgas, cortes de luz y la posibilidad de que se repitan los saqueos a los supermercados antes de fin de año.

Para fundamentar su análisis, el corresponsal de uno de los periódicos más prestigiosos en el mundo de habla hispana hace foco en la paulatina pero contundente caída del precio de la soja, a la que considera el salvavidas que sostuvo la economía y durante mucho tiempo fue "útil para que los sueldos subieran más que la inflación".

"Pero la soja lleva ocho meses cayendo", recuerda el matutino europeo y precisa que el precio de la tonelada "pasó de 530 dólares a 380", entre otras cosas por la incorporación de nuevos países al mercado. Así -según el análisis- comenzaron a quedar expuestas las falencias del modelo y se generó buena parte de un malestar social que preanuncia días agitados.

La evaluación se refuerza con el análisis del titular de Economía Agropecuaria en la Universidad de Buenos Aires, Roberto Bisang, quien detalla que "desde 1994 a 2010 Argentina pasó de cultivar 20 a 32 millones de hectáreas de soja. Y pasó de producir 42 millones de toneladas a más del doble, unos 96 millones". "Pero sucede que la tierra es finita. Y Dios es argentino pero no tanto", sentencia.

"Llegan las Navidades y la gente quiere mantener el ritmo de la carrera, salir y comprar regalos. Los sindicatos piden pluses y exenciones de impuestos en diciembre para compensar la inflación. Hasta los gremios más apegados al Gobierno demandan esas pagas y exenciones. Y los gremios opositores pasan directamente a la acción: el pasado jueves hubo en Buenos Aires una huelga parcial de camiones, trenes y autobuses desde las cuatro a las siete de la mañana, las horas clave para desplazarse al trabajo", apunta el autor de la nota, quien destaca que la Presidente "ve en esos reclamos la intención política de desgastar al Gobierno, más que una auténtica necesidad económica".

En lo mediato, El País advierte que en la Argentina ahora "hace calor, pero los días más calurosos del verano están por llegar. Eso significa que el uso del aire acondicionado pondrá al límite la capacidad energética, que puede haber cortes de luz y protestas en las calles" como ocurrió en diciembre pasado.

A la falta de energía le suma otra alerta: el saqueo a los supermercados. "En los últimos dos años murieron unas 30 personas en los disturbios de diciembre en el país. ¿Qué lleva a cientos de personas a robar televisores y electrodomésticos? El Gobierno ve en esos actos la mano oscura de dirigentes vecinales de la oposición. Pero no hay condenas firmes contra nadie", apunta.

Sobre el final del artículo aparece el único punto esperanzador del análisis, que está vinculado a la pelea con los holdouts: "Muchos consultores económicos creen que si se ha conseguido ahuyentar el fantasma de una segunda devaluación es porque el mercado cree que el Gobierno y los buitres llegarán a un acuerdo en enero. Eso podría insuflar a la economía la inyección de dólares que tanto necesita. Pero nada está garantizado".