La ola de calor que azotó durante diciembre y parte de enero todo el territorio nacional se ensañó particularmente en Monte Maíz, donde murieron cientos de vacas lecheras a causa del estrés calórico y térmico que les provocó el bochorno. La mayoría eran vacas de lactancia y vacas hospital (se nomina así a quienes están en proceso de recuperación de enfermedades). Al menos una decena de tambos sufrieron esta realidad, consignó por Continental Jorge Servigni, productor de Monte Maíz.

En condiciones de estrés calórico, los animales disminuyen la capacidad de regulación de su temperatura corporal, lo cual lleva a la reducción voluntaria en la ingesta de alimentos y la consecuente disminución en la producción y/o aptitud reproductiva.

Ante esta situación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recomienda medidas a tener en cuenta para minimizar el impacto de las altas temperaturas del verano:

-Permitir el acceso libre de agua apta para consumo animal durante todo el día;

-Facilitar espacios de reparo naturales y/o artificiales donde los animales puedan estar a la sombra durante las horas de más calor;

-Realizar arreos en horas de baja exposición al sol, principalmente temprano por la mañana o al finalizar la tarde;

-En caso de necesitar transportar animales realizarlo en horas más benignas, procurando que durante el pre-embarque los animales dispongan de suficiente cantidad de agua para beber.