El fundador de Wikileaks aguarda la decisión de la justicia para saber si será extraditado a Suecia, donde es demandado por una denuncia de abuso sexual, o los envían a Ecuador, país que se ofreció a darle asilo.

“No parece que haya muchas chances, el gobierno inglés está muy enojado con él. Tanto, que todos los países de América Latina salieron a defender a Ecuador”, enfatizó Santiago O’Donnell, periodista, autor de ‘Argenleaks’.

El escritor explicó que Assange “tenía una tobillera, bajo libertad condicional” y el australiano se refugió, en esas condiciones, en una sede diplomática.

“Parece como un juego, Suecia quiere que Assange pague sus culpas pero Inglaterra quiere lo mismo”, agregó.

Suecia confirmó, en tanto, que no le aplicará al empresario acusado la Pena Capital.

Assange y Correa “es una pareja despareja. De toda la región, Ecuador es el país que fue más duro con los que los han criticado”, dijo O’Donnell.

“El poder de Assange se basa en la popularidad y la capacidad de impactar: cada noticia que él produce da la vuelta al mundo; convirtió el hackeo de información en un tema de libertad de expresión”, reflexionó el historiador.